Por Cristina Fernández de Kirchner para La mañana de Formosa - 26/10/08
El país tiene una deuda histórica con el Norte argentino. Por el pensamiento geopolítico característico de los gobiernos antidemocráticos durante años se creyó que nuestros vecinos eran potenciales enemigos.
El Nordeste del país pagó un precio muy alto por esta locura. Las hipótesis de conflicto con países hermanos generaron un atraso histórico en la infraestructura necesaria para el desarrollo de toda la región.
La firma del Acta de Reparación Histórica con la provincia de Formosa, durante la gestión del ex presidente Néstor Kirchner, fue un paso adelante para tratar de subsanar, en parte, esta injusticia.
En ese contexto, fue que se terminó la Ruta Nacional 81 que une Las Lomitas en Formosa, con Senda Hachada en Salta, y se extiende por 405 kilómetros. Ese corredor bioceánico demandó una inversión de 500 millones de pesos y generó 1500 puestos de trabajo.
Actualmente la ruta registra un importante incremento del transporte de cargas de origen paraguayo hacia los puertos chilenos de Iquique y Antofagasta, a través del Paso de Jama en Jujuy y sigue promoviendo el comercio y el empleo.
En estos últimos meses, las sequías han generado problemas en toda la región. Sin embargo, Formosa hoy tiene manejo de sus recursos hídricos, no sólo para el consumo sino también para la producción.
Gracias a las obras hidráulicas realizadas, que riegan a dos terceras partes de la provincia, se pudieron mitigar los efectos de la sequía.
De cualquier forma, el Gobierno nacional a través de la secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, decidió destinar quince millones de pesos para los productores afectados por la sequía en Formosa. Estos fondos se suman a otros 15 millones que serán aportados por la provincia.
La tierra no debe ser un bien de renta. La tierra debe ser un bien de trabajo y producción.
Por eso, la entrega a pequeños productores locales de Laguna Yema de unos 500 títulos de propiedad por un total de 250 mil hectáreas es un reconocimiento a ese esfuerzo y esa realización.
No se trata de un regalo ni una dádiva, sino de un crédito a pagar en diez años, con los primeros tres de gracia y seis por ciento de interés anual. La propiedad tampoco se podrá transferir antes que termine el período del crédito para evitar especulaciones.
Estos créditos se complementan con el Programa de Acción Integral para el Pequeño Productor Agropecuario (PAIPPA) que implementó la provincia.
La iniciativa es un ejemplo de cómo se fomenta a los pequeños productores agropecuarios. Los ‘paiperos’ se agrupan en colonias para potenciar su trabajo y para desarrollarse dignamente junto a su familia.
Por otra parte, el Centro de Validación Agropecuaria provincial (CEDEVA), es un orgullo no sólo para los formoseños, sino para los argentinos. Allí se ensayan tecnologías de riego, de aplicación de fertilizantes, de manejo de cultivos y búsqueda de material genético.
Representa un ejemplo de un organismo público que coloca sobre sus espaldas la responsabilidad de encarar los ensayos tecnológicos para que todos los que apuestan a la producción en esta zona, cuenten con información probada científicamente.
En cuanto a las obras de energía eléctrica en la línea del NEA-NOA, abastecerán de electricidad a distintas franjas de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa y Chaco y permitirán la exportación e importación de energía a Brasil en condiciones más favorables.
El tendido va a ayudar a mejorar la calidad de vida del pueblo y va a poner a producir a todo el Norte Grande, facilitando su proceso de industrialización.
En el primer semestre de 2003, el 14,4 por ciento de la población formoseña no tenía trabajo. Hoy la tasa de desocupación es del 2,9 por ciento, tres veces menor a la tasa nacional y es una de las más bajas del país.
Pero todavía la Argentina es un país desigual social y geográficamente: quienes viven en los extremos del país no tienen las mismas oportunidades que quienes lo hacen en los grandes centros urbanos.
Por eso, es necesaria una redistribución del ingreso para darle a nuestro país una mayor equidad y mayor justicia social. Ese debe ser el compromiso de toda la dirigencia política, empresarial y sindical del país con sus ciudadanos.
Hace apenas unos meses, los cultores obsesivos del fracaso colectivo hablaban de los mercados a futuro y hacían especulaciones de cuánto iban a ganar ellos y cuánto íbamos a perder nosotros. Ellos eran ricos electrónicos. Nosotros pobres reales.
Ese lenguaje del dinero electrónico y de la especulación financiera llegó incluso a anidar en sectores de la economía real.
Hoy el mundo cruje preso de un capitalismo que descreyó del hombre, del trabajo y del esfuerzo, de la producción y del Estado.
La Argentina se ha parado frente al temporal consiente de que sólo la industria, los servicios y el conocimiento hacen rico a un país. El Estado ha intervenido para cuidar la mesa de los argentinos y lograr precios accesibles, pero también para cuidar al productor.
Los argentinos no nos manejamos con dogmas, somos prácticos, hemos recuperado la autoestima y creemos en nuestras posibilidades.
Si hubiéramos hecho lo que nos decían los economistas ortodoxos durante todos estos años, es decir, no regular, no intervenir y dejar todo en manos del mercado, los pequeños y medianos productores y empresarios hoy estarían quebrados.
Es curioso, la gran mayoría de los gurúes económicos internacionales, que se cansaron de hacer diagnósticos sobre la crisis de nuestro país, fracasaron a la hora de prever sus propios problemas.
Según un estudio realizado por funcionarios del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), en más del 90% de los casos, los economistas fallaron en pronosticar con un año de anticipación las recesiones en el mundo de los últimos veinte años.
La historia reciente de la economía nacional, prueba que lo que parecía una victoria para algunos sectores, terminó siendo un nuevo fracaso. Pero no sólo ellos se perjudicaron. También hicieron perder al Estado. Y cuando pierde el Estado, también pierden los sectores más vulnerables de la sociedad.
Hoy por hoy, resulta evidente que cuando al mercado nadie lo regula, nadie lo controla y se le deja hacer lo que quiere, se termina en el descalabro financiero que está sumida la economía mundial.
Ningún sector se va a salvar a costa de los demás. En este contexto internacional, es cuando más tenemos que articular los esfuerzos entre el sector público y el privado para poder afrontar con mayor solvencia la profunda crisis internacional.
El mercado interno resulta un pilar fundamental para sostener el nivel de actividad económica. Para que nuestros trabajadores sigan teniendo empleo. Y para que lo que ellos producen pueda seguir siendo adquirido por los consumidores.
He tenido la oportunidad de venir en reiteradas oportunidades a Formosa. Llevo en mi corazón el amor y el afecto con el que siempre me han recibido. En los rostros de los formoseños y formoseñas pude ver el país profundo. Con ese país, mi compromiso es inquebrantable.
Eso si, los 37 grados de calor del lunes en Laguna Yema, se los pienso retribuir al gobernador Gildo Insfrán invitándolo a visitar en julio El Calafate. Ahí también él va a poder sentir el calor de nuestra gente, pero con 25 grados bajo cero.
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